Capítulo 1: LA TECNOLOGÍA COMO INSTRUMENTO DE DESARROLLO
Algunas precisiones conceptuales
Repasemos, en primer lugar, los contenidos de algunos de los conceptos centrales que serán utilizados en las páginas que siguen:Tecnología: Definir qué es tecnología es algo complejo, sujeto a diversos puntos de vista. Generalmente se mencionan tres enfoques principales:
• Orientación instrumental: Las tecnologías son vistas como simples herramientas o artefactos, materiales o virtuales, diseñados y construidos para realizar diversas tareas.
• Orientación cognitiva: Relaciona la aparición de la tecnología con las revoluciones científica e industrial, que se produjeron entre los siglos XVI y XVIII. Diferencia la tecnología, producto de la aplicación de la ciencia, de la técnica, lograda como una destreza, por simple actividad empírica.
• Enfoque sistémico: Considera a la tecnología como sistema de acciones orientadas a obtener resultados concretos y valiosos en forma eficiente. De este enfoque deriva otro, más específico, que plantea la existencia de socio-eco-sistemas tecnológicos, y caracteriza a las tecnologías como formas de organización social, que implican el uso de artefactos, la gestión de recursos y la consideración simultánea de la innovación, la influencia cultural y el impacto ambiental. Se evidencia así que la tecnología está abierta a la influencia de los intereses e interacciones humanas, y de los procesos de participación pública.
Este último es el concepto que adoptaremos en este texto.
Recursos humanos: La expresión se refiere a la cantidad y calidad totales de esfuerzo humano disponible para la producción de bienes y servicios. Abarca la capacidad física e intelectual de los seres humanos. Se puede considerar que los recursos humanos consisten en la mano de obra –determinada principalmente por el número de personas que integran la fuerza de trabajo de un país– combinada con el capital humano.
Recursos naturales: Todos los ”dones de la naturaleza” –el aire, la tierra, el agua, los bosques, la vida silvestre, la capa fértil del suelo, los minerales– utilizados por la gente para la producción o para el consumo directo. Pueden ser renovables o no renovables. Los recursos naturales comprenden el capital natural más los dones de la naturaleza que no se pueden acumular (como la luz del sol) o no se pueden utilizar con fines productivos (como la belleza de un paisaje). Tenemos entonces: • Recursos naturales no renovables. Recursos naturales que no se pueden reemplazar o reponer.
• Recursos naturales renovables. Recursos naturales que se pueden reemplazar o reponer por medio de procesos naturales o de la intervención del hombre. Los peces y los bosques, por ejemplo, son recursos naturales renovables. Los minerales y los combustibles fósiles son recursos naturales no renovables , porque se regeneran en tiempos geológicos y no en una escala de tiempo humana. Algunos aspectos del medio ambiente –calidad del suelo, capacidad de asimilación, sistemas de sustento ecológico– se denominan semi renovables porque se regeneran con gran lentitud en una escala de tiempo humana.
Recursos productivos: Son los insumos principales para la producción. Tradicionalmente, los economistas clasifican los factores de producción en tres categorías: trabajo, tierra y capital. Últimamente, los economistas distinguen tres tipos de capital: el capital físico (o producido), el capital humano y el capital natural.
Capital humano: Es el conjunto de los conocimientos, las aptitudes y la experiencia de los seres humanos, que los hacen económicamente productivos. El capital humano se puede incrementar invirtiendo en educación, atención de la salud y capacitación laboral.
Bienes públicos: Son bienes cuyo consumo por una persona no reduce en principio la cantidad existente para otras, y no tienen carácter exclusivo, es decir, que no se puede evitar que la gente los consuma. Por sus propias características, es imposible cobrar este tipo de bienes a los consumidores, de manera que el sector privado no está interesado en suministrarlos. En la mayoría de los casos los proporciona el Estado. Los bienes públicos pueden ser nacionales o locales. La defensa es un bien público nacional: beneficia a toda la población de un país. Los caminos rurales son bienes públicos locales, que benefician a un grupo más pequeño de gente. También existen bienes públicos mundiales, que benefician a la mayor parte de la población del mundo, como la paz y la seguridad internacionales o la información necesaria para prevenir el cambio climático mundial. Las organizaciones internacionales tienen la misión de proveer estos bienes (y servicios).
Calidad de vida: Es el nivel estimado de bienestar general de la población. La calidad de vida es difícil de medir (sea para un individuo, un grupo o una nación) porque, además del bienestar material, incluye componentes intangibles como la calidad del medio ambiente, la seguridad nacional, la seguridad personal y las libertades políticas y económicas.
Crecimiento económico: Es el cambio cuantitativo o expansión de la economía de un país. Según los usos convencionales, el crecimiento económico se mide como el aumento porcentual del producto interno bruto (PIB) o el producto nacional bruto (PNB) en un año. Puede ocurrir de dos maneras: una economía puede crecer de manera "extensiva" utilizando más recursos (como el capital físico, humano o natural ) o bien de manera "intensiva", usando la misma cantidad de recursos con mayor eficiencia (en forma más productiva). Cuando el crecimiento económico se produce utilizando más mano de obra, no trae como resultado el aumento del ingreso por habitante (véase el Capítulo 4); cuando se logra mediante un uso más productivo de todos los recursos, incluida la mano de obra, trae aparejado un incremento del ingreso por habitante y la mejora del nivel de vida, como promedio, de la población. El crecimiento económico intensivo es condición del desarrollo económico Desarrollo económico: Es el cambio cualitativo y reestructuración de la economía de un país en relación con el progreso tecnológico y social. El principal indicador del desarrollo económico es el aumento del PNB per cápita (o PIB per cápita), que refleja el incremento de la productividad económica y del bienestar material, como promedio, de la población de un país. El desarrollo económico está estrechamente vinculado al crecimiento económico.
Desarrollo sostenible: De acuerdo con la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (1987), de las Naciones Unidas, desarrollo sostenible es aquel que "satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades". Según una definición más práctica del Banco Mundial, el desarrollo sostenible es "un proceso de administración de una cartera de activos que permita preservar y mejorar las oportunidades que tiene la población". El desarrollo sostenible comprende la viabilidad económica, ambiental y social, que se puede alcanzar administrando racionalmente el capital físico, natural y humano.
Externalidades: Son los efectos de las actividades de una persona o una empresa en otros, por los cuales no se otorga ninguna compensación. Las externalidades pueden perjudicar o beneficiar a otros, es decir, pueden ser negativas o positivas. Una externalidad negativa surge cuando una compañía contamina el medio ambiente para producir sus bienes y no compensa a los pobladores locales perjudicados. La educación primaria, por ejemplo, produce externalidades positivas, pues beneficia no sólo a los alumnos del nivel primario sino también a la sociedad en general. Los gobiernos pueden reducir las externalidades negativas reglamentando y gravando la producción de bienes con externalidades negativas, y pueden aumentar las positivas subvencionando la producción de bienes con externalidades positivas o, directamente, suministrándolos.
Faltas del mercado: Son aquellos casos en los que una economía de mercado no proporciona a la población la cantidad deseada de determinados tipos de bienes y servicios. En una economía de mercado puede haber deficiencias de este tipo si no se producen suficientes bienes públicos y bienes con externalidades positivas; si se producen demasiados bienes con externalidades negativas; si, por la existencia de monopolios naturales, los bienes tienen un precio excesivo; y si los agentes del mercado carecen de acceso a información suficiente, por ejemplo, acceso a la información sobre la calidad de algunos bienes de consumo. Normalmente, estas faltas del mercado justifican la intervención del Estado en la economía, aunque siempre se corre el riesgo de que esta intervención no resulte eficaz, es decir, que las medidas adoptadas por las autoridades no logren mejorar el bienestar social debido a la existencia de fallas en las estructuras institucionales o los procesos políticos.
Fuerza de trabajo: Es toda la población de un país económicamente activa, entre los 15 y los 65 años de edad. Incluye a todas las personas empleadas, los desempleados y los miembros de las fuerzas armadas, pero excluye a los estudiantes y a las personas no remuneradas que prestan cuidados a otros, como las amas de casa.
Servicios: Se trata de bienes intangibles que se suelen producir y consumir al mismo tiempo. Un ejemplo es la educación: los estudiantes consumen una clase –un servicio educacional– al tiempo que el profesor la produce. El sector de los servicios de una economía incluye hoteles, restaurantes, el comercio minorista y el comercio mayorista; el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones; los seguros y los servicios financieros, inmobiliarios y empresariales; los servicios sociales y comunitarios (como la educación y la atención de la salud); y los servicios personales. Su desarrollo tiene una gran significación en la transformación actual del mundo.
Decía Ortega y Gasset que la tecnología...”cuya misión es resolverle al hombre problemas, se ha convertido de pronto en un nuevo y gigantesco problema” . Son palabras que reflejan la complejidad y ambivalencia de la relación entre tecnología y sociedad. El proceso del “progreso técnico” es muy contradictorio, ya que por una parte abre posibilidades muy grandes para crear en el mundo condiciones de vida de abundancia y bienestar para todos, en medida nunca conocida antes en la Historia, y por otra parte se convierte en instrumento de violencia y destrucción, de dominio y sometimiento, hasta el extremo de amenazar la supervivencia misma del hombre sobre la Tierra.
En el mundo intelectual hay una viva polémica sobre la técnica como instrumento de desarrollo...o de destrucción, entre aquellos optimistas que ven en la tecnología la solución de todos los problemas, hasta aquellos críticos que alertan sobre las nefastas consecuencias del uso indiscriminado de las técnicas, pasando por aquellos que claman por la implantación de normas que encaucen la creación científica y tecnológica hacia fines útiles para la Humanidad, mientras otros afirman la “neutralidad” de la tecnología y echan las culpas de su mal uso a quienes toman las decisiones políticas. No faltan quienes, como Lewis Mumford , se niegan a exonerar de responsabilidades morales a los científicos y tecnólogos, respecto de las consecuencias humanas negativas de sus descubrimientos e inventos.
Queda, como alto ejemplo de la conciencia moral del científico, la valiente actitud de Robert Oppenheimer, que se negó a desarrollar la bomba de hidrógeno y fue por ello aislado y escarnecido prácticamente hasta su muerte, mientras la bomba se desarrolló lo mismo por obra de uno de sus discípulos, más astuto en aceptar las oportunidades que ofrece el Poder a sus fieles servidores en el campo de la ciencia y de la técnica.
Con esa conciencia de la ambigüedad del rol de la ciencia y de la técnica en la construcción y desarrollo del mundo humano vamos a intentar, en este capítulo, describir sus efectos en la creación del contexto global y del contexto específico de las organizaciones, y los intentos de respuesta a sus requerimientos, aceptando que la tecnología definió desde el principio la construcción de la condición hominal y del mundo humano.
Cuando el ser humano se acercó al fuego, en lugar de huir de él, y aprendió a mantenerlo y producirlo, cuando desarrolló las primeras herramientas de piedra, inició un camino que a lo largo de milenios lo llevaría a la Revolución Neolítica, con el descubrimiento del cultivo de vegetales, de la domesticación de los animales y de la cerámica; y luego a la Revolución Urbana, con la aparición de los primeros asentamientos y la división y especialización de las funciones sociales de los hombres; y ya cerca de nuestro tiempo, a la Revolución Industrial, con su cambio profundo en el uso de las fuentes de energía y en la organización del trabajo humano para la producción de bienes y servicios, como dice Gordon Childe, en su magistral síntesis.
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