viernes, junio 17, 2011

Miedo a lo desconocido

Tomado de: Miedo a lo desconocido
 


¡Que vienen las TICs! ¡Corred! Qué miedo dan en ocasiones… Son el nuevo coco 2.0. ¿O realmente lo que nos da miedo es lo desconocido? Hoy me siento más empática que nunca con todas esas personas a las que, con sólo pensar en nuevas tecnologías, sudores fríos les recorran el espinazo. Me ha tocado pelearme con la declaración de la renta y soy una analfabeta esférica (lo mires por donde lo mires) en temas administrativos (un agujero negro a lo largo de mi ciclo formativo… aunque eso será otro post. Eso me produce inseguridad e impotencia a partes iguales.
La incertidumbre que nos genera lo desconocido, o dicho de otra manera, lo que no podemos controlar, normalmente nos paraliza. El ser humano por naturaleza necesita controlar lo que hace, entender lo que le rodea. Tendemos a asimilar lo desconocido como un peligro potencial en vez de hacerlo como una oportunidad. Y la coraza contra los peligros es la auto-defensa.
Y si lo desconocido nos da miedo, qué decir de los cambios… Pues para bien o para mal, es una de las características inherentes a las TICs. La web cambia a un ritmo endiablado. La formación debe ser continua. Ya no vale lo de ir a un curso y cruzarnos de brazos.
¿Pero qué es el miedo? Realmente es un aliado (igual que lo es el dolor… aunque parezca mentira). El dolor nos alerta de que algo no va bien. Las personas que no sienten dolor podrían quemarse una mano si se apoyan sobre una vitrocerámica encendida y no se serían conscientes de ello. El miedo también puede ser visto como un aviso. Una señal de debilidad, que debidamente identificada, podrá ser corregida o tomada en consideración. No tener miedo puede parecer una ventaja, pero realmente no es así. Ahora bien, lo que realmente es importante es que ese miedo no te paralice. Hay una cita anónima muy apropiada al tema: “Quedarse en lo conocido por miedo a lo desconocido, equivale a mantenerse con vida pero no vivir”.
Como bien dice la foto que ilustra este post, cambiemos nuestro miedo a lo desconocido por curiosidad.

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